Historia de un hecho real
Esta es la historia de una mujer, a la que casi todos los habitantes de este pueblo hemos conocido, a medida que la vaya contando iréis descubriendo de quién os hablo.
Ella nació allá por el año 1944, en el seno de una familia pobre, era la más pequeña de cuatro hermanos. Corrían tiempos difíciles, por lo cuál sus padres tuvieron que trabajar muchísimo. Algunos años antes, durante la guerra, sus padres tuvieron que marchar del pueblo como tantas otras familias. Con ellos llevaban a sus dos hijos mayores, que eran los que habían nacido hasta entonces. Estuvieron tres años fuera, y cuando volvieron al pueblo ya no tenían nada. Tuvieron que empezar desde cero. Al poco tiempo de regresar, nace su tercer hijo y después de unos años nace ella, la única hija y la mas pequeña de los cuatro.
Su padre, cuando volvió de la guerra tuvo que empezar a trabajar en el campo, aunque lo que más hizo en su vida, fue hacer tejas. Por otro lado, su madre se puso a lavar ropa a la gente adinerada del pueblo y de los alrededores del mismo.
A medida que su hija fue creciendo, se fue dando cuenta de que ésta estaba enferma, padecía de nervios, por lo tanto trataba de estar siempre cerca de ella y estar siempre a su lado.
Fue pasando el tiempo y su hermano mayor se casó con una mujer del pueblo. Poco después, se caso el segundo, el cuál se marchó con su mujer a Barcelona en busca de trabajo y una vida mejor. Al poco tiempo, el tercer hermano decide marchar también a Barcelona, donde se casa dos años después. Con lo cual los padres, se quedaron solos con ella, la pequeña. Ella también tuvo algunos mozos que la pretendían, pero duraba muy poco tiempo con ellos.
Su madre no creía que llegara a casarse algún día, y así fue.
Después de unos años murió su madre, que era la que mejor la entendía, quedando solos su padre y ella en casa, que no se llevaban muy bien.
Su padre reñía mucho con ella, porque sabía que había hombres en el pueblo que le hacían proposiciones indecentes, algunos solteros y otros casados. Él decía: “No se que va a ser de ella el día que me muera.” Pero por muy mal que imaginara que iba a acabar su hija, creo que nunca se le pasó por la mente en la manera que acabó.
Cuando murió su padre, ella decidió quedarse a vivir sola en casa. Algunos hombres empezaron a entrar y salir de dicha casa con más libertad. Su hermano mayor, que es el único que vive en el pueblo, trata de impedírselo pero como ella estaba mal con los nervios no había nada que hacer, por lo tanto decide dejarla vivir la vida a su manera.
Hasta que una noche, un sobrino se la encuentra muerta en la cocina, había sido asesinada. Cuando me contaba lo que habían hecho con ella, se me ponía la piel de gallina y me decía: “Lo que le han hecho, no se le hace ni a un perro.”
Sus padres sabían que podría acabar mal, pero creo que nunca pensaron que iba a ser asesinada y con la brutalidad que lo hicieron.
Yo pienso, que ella con la enfermedad que tenía, nunca le hizo daño a nadie, por lo que no entiendo porqué alguien tuvo que acabar con ella de esta manera.
Tan solo tengo ganas de que cojan al asesino, no por ella, por la que ya no podemos hacer nada, sino porque así podría descansar de una vez la familia y todo el pueblo.
Espero que la justicia haga su trabajo y que algún día podamos acabar con esta violencia de género, que por desgracia aquel día todos sufrimos en este pequeño pueblo.
Los hombres deberíamos pensar: Que lo que más queremos en esta vida, es a nuestras madres y casi todas las mujeres son madres; por lo cuál deberíamos cuidarlas mucho mejor, pues para mí es el mayor regalo que nos ha hecho Dios.
Y para acabar: “Maldita sea la mano del hombre, que se levanta ante una mujer.”
Ella nació allá por el año 1944, en el seno de una familia pobre, era la más pequeña de cuatro hermanos. Corrían tiempos difíciles, por lo cuál sus padres tuvieron que trabajar muchísimo. Algunos años antes, durante la guerra, sus padres tuvieron que marchar del pueblo como tantas otras familias. Con ellos llevaban a sus dos hijos mayores, que eran los que habían nacido hasta entonces. Estuvieron tres años fuera, y cuando volvieron al pueblo ya no tenían nada. Tuvieron que empezar desde cero. Al poco tiempo de regresar, nace su tercer hijo y después de unos años nace ella, la única hija y la mas pequeña de los cuatro.
Su padre, cuando volvió de la guerra tuvo que empezar a trabajar en el campo, aunque lo que más hizo en su vida, fue hacer tejas. Por otro lado, su madre se puso a lavar ropa a la gente adinerada del pueblo y de los alrededores del mismo.
A medida que su hija fue creciendo, se fue dando cuenta de que ésta estaba enferma, padecía de nervios, por lo tanto trataba de estar siempre cerca de ella y estar siempre a su lado.
Fue pasando el tiempo y su hermano mayor se casó con una mujer del pueblo. Poco después, se caso el segundo, el cuál se marchó con su mujer a Barcelona en busca de trabajo y una vida mejor. Al poco tiempo, el tercer hermano decide marchar también a Barcelona, donde se casa dos años después. Con lo cual los padres, se quedaron solos con ella, la pequeña. Ella también tuvo algunos mozos que la pretendían, pero duraba muy poco tiempo con ellos.
Su madre no creía que llegara a casarse algún día, y así fue.
Después de unos años murió su madre, que era la que mejor la entendía, quedando solos su padre y ella en casa, que no se llevaban muy bien.
Su padre reñía mucho con ella, porque sabía que había hombres en el pueblo que le hacían proposiciones indecentes, algunos solteros y otros casados. Él decía: “No se que va a ser de ella el día que me muera.” Pero por muy mal que imaginara que iba a acabar su hija, creo que nunca se le pasó por la mente en la manera que acabó.
Cuando murió su padre, ella decidió quedarse a vivir sola en casa. Algunos hombres empezaron a entrar y salir de dicha casa con más libertad. Su hermano mayor, que es el único que vive en el pueblo, trata de impedírselo pero como ella estaba mal con los nervios no había nada que hacer, por lo tanto decide dejarla vivir la vida a su manera.
Hasta que una noche, un sobrino se la encuentra muerta en la cocina, había sido asesinada. Cuando me contaba lo que habían hecho con ella, se me ponía la piel de gallina y me decía: “Lo que le han hecho, no se le hace ni a un perro.”
Sus padres sabían que podría acabar mal, pero creo que nunca pensaron que iba a ser asesinada y con la brutalidad que lo hicieron.
Yo pienso, que ella con la enfermedad que tenía, nunca le hizo daño a nadie, por lo que no entiendo porqué alguien tuvo que acabar con ella de esta manera.
Tan solo tengo ganas de que cojan al asesino, no por ella, por la que ya no podemos hacer nada, sino porque así podría descansar de una vez la familia y todo el pueblo.
Espero que la justicia haga su trabajo y que algún día podamos acabar con esta violencia de género, que por desgracia aquel día todos sufrimos en este pequeño pueblo.
Los hombres deberíamos pensar: Que lo que más queremos en esta vida, es a nuestras madres y casi todas las mujeres son madres; por lo cuál deberíamos cuidarlas mucho mejor, pues para mí es el mayor regalo que nos ha hecho Dios.
Y para acabar: “Maldita sea la mano del hombre, que se levanta ante una mujer.”
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